Mirella Machancoses López

El artículo de hoy varía un poco sobre los temas que suelo tratar en el blog, pero a raíz de una publicación certera de las chicas de Carpe Dice (si no las seguís, debéis), he reflexionado bastante sobre el tema de las acreditaciones/etiquetas identificativas (nametags en inglés) y su uso en la comunidad rolera española.

Como siempre, me centraré en su uso/desuso en la comunidad de Rol en Vivo, que es donde más me muevo, aunque últimamente la falta de tiempo derivada de la maternidad me haya hecho dedicar más tiempo al rol de mesa, que me requiere menos preparación. ¡Qué le vamos a hacer!

¿Qué es una etiqueta identificativa?

Es el típico cartelito con el nombre de la persona que lo porta y que podemos ver normalmente en congresos, convenciones o incluso cierto tipo de roles en vivo. Tradicionalmente contiene el nombre de la persona y el evento en el que está inscrito. Y en otros casos el cargo/título de la persona o algún rasgo relevante para el evento.

En el caso del rol en vivo, siempre las he visto rodeadas de polémica. Desde las famosas identificaciones de TdN/Rolea (auténticas protagonistas de todas las fotos a lo largo de los años) al típico cartelito simple con imperdible que dan/hemos dado en muchos vivos a lo largo de los años.

Durante una buena temporada, yo fui una de las personas que las odiaba a muerte, y reconozco que cuesta encontrarlas en nuestros eventos debido a eso. Si pones la estética por delante de otras consideraciones, desde luego que las etiquetas identificativas no son lo mejor para aparecer en tu vivo. Sin embargo, su buen uso en un par de eventos me ha hecho replantearme mucho su utilidad, especialmente durante las convenciones.

¿Qué me hizo cambiar de opinión?

En primer lugar, mi asistencia al que fue en ese momento mi primer rol en vivo internacional: Fairweather Manor 1. Fairweather Manor es un vivo basado en series como Downton Abbey o Arriba y Abajo, y se juega en un castillo polaco precioso. En ese contexto, con más de 100 jugadores, en los que las clases sociales y las edades eran muy diversas y marcadas, así como los tratamientos, las etiquetas identificativas se convirtieron en una herramienta indispensable para el juego. En ellas se marcaba el nombre, el grupo al que pertenecían, y con el pin de sujección, el rango de edad al que pertenecía el personaje (Joven, adulto o viejo). Pero también, y no por ello menos importante, el género del pj. Y en un contexto donde se permite a un jugador de cualquier género rolear un personaje de cualquier otro, ayuda muchísimo a no confundirse entre géneros y usar los pronombres correctos.

En ese caso, las etiquetas nos servían para distinguir entre persona/personaje y agilizar el funcionamiento del vivo. Por ello, ahora pienso que en vivos de gran tamaño, sobre todo en aquellos en los que en teoría la gente se conoce, y no da tiempo para hacer talleres suficientes antes, es un muy buena herramienta que puede facilitar el juego para todos. Personalmente, para eventos más pequeños prefiero trabajarlo con anterioridad. Aún así, no debemos olvidar que este tipo de iniciativas hacen nuestro evento mucho más accesible para gente con discapacidad, que pueda tener problemas recordando nombres o datos de los personajes.

Pero el caso más flagrante me parece el de las convenciones. Normalmente, había visto usar las acreditaciones para saber quién tenía entrada y quién no para un evento, y controlar de esta manera la asistencia. Pero cuando empezamos a acudir en Londres a The Game Kitchen (un evento mensual de creación colaborativa de roles en vivo), aprendí que podíamos ser muchísimo más inclusivos si escribimos nuestro nombre y pronombre en una etiqueta identificativa en todas las actividades que hacemos. No sólo ayuda a conocer a la gente si no también a evitar confusiones de género.

Todo esto cristalizó en la que creo que es el festival de roles en vivo más inclusivo al que nunca he acudido: The Smoke.

The Smoke: el ejemplo perfecto

The Smoke es un festival londinense organizado por alguna de la gente que también está detrás de The Game Kitchen. Son un grupo maravilloso, que siempre tienen la inclusividad de todo tipo como eje de lo que organizan. Un ejemplo a seguir para toda la comunidad.

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Allí, usan dos mecanismos durante el festival, especialmente relevantes durante la parte social, que me parecen excelentes. Por una parte, la etiqueta identificativa con el nombre (elegido siempre por el asistente, aunque piden nombre legal en el cuestionario de inscripción), y el pronombre que éste elige. De este modo se evita tener que preguntar y, sobre todo, no se da por sentado el género ni nombre de nadie.

La segunda iniciativa resulta reconfortante y realmente útil para gente que tiene ansiedad social, lo cual es mi caso. A la primera edición de The Smoke acudí en medio de una depresión asociada a altos niveles de ansiedad social, que me hacían muy difícil entablar conversación con gente nueva, especialmente en un idioma diferente al castellano. Fue una temporada en el que, a pesar que suelo tener buen nivel de inglés, mi inseguridad era tan alta que no conseguía hilar dos palabras seguidas.

Así que las chapas con los niveles de acercamiento fueron mi salvación. En los momentos en que me sentía muy agobiada, me ponía la roja. Si estaba un poco mejor, la naranja. Y sabía que podía acercarme a la gente que tenía la azul sin pensar que les estaba molestando. Y esa reafirmación hizo que mi convención fuese muchísimo mejor que si el sistema no hubiese estado.

¿Y cómo funciona? Pues muy sencillo. Os dejo en este link cómo lo explican ellos, y lo traduzco aquí para los que no entendáis tanto inglés:

  • Azul: “Me gustaría hablar con gente nueva pero se me hace difícil comenzar conversación. ¡Por favor, dime hola!”
  • Amarillo: “Solo quiero hablar con gente que conozco ahora mismo. Si nos hemos conocido antes, está bien que me hables.”
  • Red: “Preferiría no habar con nadie ahora mismo. Si comienzo una conversación contigo, está bien que me hables.”
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Foto de las chapas de The Smoke, cortesía de Mo Holkar.

Y es que a veces, con un par de iniciativas como esta, puedes hacer muchísimo más inclusivo tu evento para todos. Y si lo unes a una correcta política de inclusividad, respeto y seguridad, conseguirás hacer un lugar seguro y abierto para toda la comunidad.

Mea Culpa

No quiero acabar este artículo sin entonar mi particular mea culpa. Y es que, aunque tenga muy claro todo lo que os he contado, soy la primera a la que le cuesta incorporarlo a sus eventos. En Entrerevs, equipo de organización del que formo parte, aún no hemos incluído ninguna de estas dos cosas, y creo que serían beneficiosas para el evento. Así que tengo una meta personal para el futuro. Y así conseguir hacer de todo evento en el que sea organizadora, un lugar más accesible, acogedor y seguro para todes.