por Mirella Machancoses

TW: embarazo y sus síntomas; vómitos

Empiezo a escribir estas líneas sin haber estructurado antes, sin saber si este será un post corto o largo. Solo sé que este febrero ha hecho un año de los dos pases de Sicilia. 1923. y en mayo hará un año del primer pase de La que Siembra Santos. Tres vivos que dirigí embarazada, una experiencia que resultó ser un reto aún mayor de lo que había imaginado, una experiencia que quería contaros aquí.

Por tanto, prepararos para una entrada personal, más visceral y menos analítica, pero que necesitaba hacer. Lo siento si habéis llegado aquí esperando otra cosa.

Segundo embarazo, otra experiencia

Para los que me conozcáis menos, este ha sido mi segundo embarazo. Del primero hace ya seis años, y me pilló viviendo fuera y en una temporada en la que dejé, por circunstancias de dirigir vivos (me quedé embarazada justo un par de semanas después del primer pase de Hasta que la Mafia nos Separe). Pero, aunque no dirigí, sí jugué, ¡y bastante! Dejé recogidas mis impresiones sobre jugar embarazada en este post (perdón por estar en inglés, entonces escribía mezclando idiomas por estos lares).

Este segundo embarazo me ha pillado en un momento vital muy diferente. Volvimos a España ya hace años, y ahora Gorgona va viento en popa de eventos. Sabíamos que queríamos intentar tener otro peque, e intentamos calcular los eventos del año siguiente teniéndolo en cuenta. ¡Pero un embarazo siempre es imprevisible! Así que justo antes de Navidad de 2022, el test dio positivo y comenzó una nueva aventura: la pequeña Gorgona estaba en camino. Y yo tenía 3 vivos de fin de semana que dirigir por el camino (y un vivo corto al mes en un teatro).

Las náuseas del primer trimestre: Sicilia. 1923.

El primer trimestre es siempre un trimestre de dudas. Se mezclan los síntomas más severos (mis embarazos son un horror con las náuseas) con las dudas de si saldrá adelante el bebé. Son días de ilusión pero casi sin querer contárselo a nadie, «por si acaso». O al menos en nuestro caso.

Así que las semanas antes de Sicilia, como coordinadora, hacía lo que podía para mandar personajes, contestar correos de dudas, etc. mientras me encontraba como si un elefante me hubiese pisoteado entera, y encima hubiese cogido un virus estomacal. Siento ser así de sincera, pero los embarazos para muchas de nosotras son momentos muy difíciles a nivel físico y mental, y nunca me ha gustado edulcorar las cosas.

Por suerte, Sicilia. 1923. es un evento que había sido ya dirigido dos veces, cuyas fichas estaban básicamente escritas, los props comprados, y el vivo bastante rodado. Hicimos los cambios necesarios, y completamos algunas pequeñas tramas que lo redondeaban, pero nada más. Y menos mal, que mientras estábamos trabajado a pleno rendimiento en La que Siembra Santos y yo estaba intentando sacar adelante mis proyectos de rol en mesa. No daban las horas al día.

Y llegó el primer pase…

Y, yo estaba peor que nunca. En teoría ya estaba de 13 semanas, y las náuseas tenían que empezar a remitir pero no era así. Mi estómago básicamente solo soportaba la patata hervida y el pan tostado (y eso con suerte), y los síntomas empeoraron al comenzar a dirigir. Resulta que luego me he enterado que las náuseas aumentan con el estrés y… ¡sorpresa! La coordinadora de un rol en vivo tiene cantidades ingentes de estrés durante el mismo. Combinación letal.

Para que os hagáis una idea, vomité 13 veces durante el día central del evento (el sábado). No podía apenas moverme, pero llevaba PnJs y debía salir a dar juego con ellos. Hice lo que pude. Recuerdo especialmente la escena de la fotografía, en la cual llamaron a mi sirvienta para hacerla vasija de un ritual que iba a poseerla. Salí del baño de vomitar, hice la escena (mi cara de pálida le fue muy bien al momento) y volví al baño. Redondo.

La citada escena entre vómitos. Mi cara pálida no era maquillaje. Se ven mis botas y pantalones fuera de juego porque no me dio para más.

Sinceramente, el primer pase de Sicilia salió adelante porque tenía el mejor equipo del mundo a mi lado, y porque los jugadores pusieron todo de su parte y fueron super comprensivos con mi estado. De lo primero que hicimos en el briefing fue anunciar mi embarazo y pedir disculpas por anticipado por lo que podía causar. Y todo el mundo me apoyó. Gracias de veras.

Por otro lado, el equipo. Pepe tomó las riendas de la dirección, y se encargó de tenerme medio alimentada, dentro de lo posible, y de retirar todo el peso que pudiera de mis hombros. No debió ser fácil para él. No me gusta delegar y me sentía superculpable. Pero mi cuerpo no colaboraba. Fueron momentos de recordar el segundo pase de Hasta que la Mafia nos separe, donde tuve un dolor de regla incapacitante, y de replantearme el derecho a baja de los organizadores (¡como si pudiésemos!).

Además, Irina y Pili (mil gracias, os debemos más de una después de eso) se convirtieron en mucho más que PNJs. Tuvieron que tomar decisiones inesperadas, meterse en la cocina a ayudar a sacar faena (¡tendría que haber podido estar yo!) y a dar el 500% para que fuese un éxito. Sin vosotras no hubiésemos podido.

Siendo sinceras, el evento se resintió. No di todo lo que me hubiese gustado en la escena final, los tiempos se nos fueron un poco, no rodó todo lo suave que hubiésemos deseado. Y otra de las cosas que más duelen, es que hubiesen pocas fotos. Pero es que éramos incapaces de dar más de si, y cayó esa parte. Lección aprendida.

Escena final del evento. Aquí sí había maquillaje pero mi palidez ayudó a la cara terrible. Mi estado mental no tanto para darles el final que hubiese deseado a los jugadores.

Y a la semana siguiente…

Volvimos a Belmonte a por el segundo pase (cuarto en realidad) del evento. ¡Y fue una historia completamente diferente! Parece mentira cómo puede cambiar el estado de un embarazo de una semana la siguiente. Habíamos llegado a la semana 14 y las nauseas remitieron hasta niveles bajísimos. No me encontraba perfecta, pero al menos podía tolerar la mayoría de la comida, y pude disfrutar de los mismos platos que los jugadores. ¡Todo un alivio!

Dirigir así fue mucho, mucho más fácil. Habíamos aprendido de algunos errores logísticos de la semana anterior, lo que hizo la cocina más sencilla, y pude disfrutar de dirigir y de los PNJs que me tocaba interpretar. A mi lado volvía a tener un equipazo, con Pepe a la cabeza, y con los increíbles Kaze y Ángela para redondearlo todo.

Yo tras acabar el vivo, comiendo unas papas (¡milagro!), y dirigiendo el debriefieng, aún con el maquillaje de la escena final. Mi cara tenía color.

Mi mejor estado me permitió que hubiese tres veces más fotos de este pase, que pudiese hacer algunos videos, y que en general, todo fluyera más rápido no solo por mi presencia, sino porque no tenían que estar cuidándome todo el día.

Una barriga de 6 meses: La que Siembra Santos

Sentada, luciendo barriga durante los talleres de inicio. Había que descansar todo lo posible.

Y, ya en mayo, llegó La que Siembra Santos. Un proyecto muy personal, ya que se basaba en mi propia ambientación de rol de mesa (Sección Oculta, publicada con Sugaar Editorial). Un vivo al que le habíamos dedicado un montón de horas de amor y que coordinaba yo de nuevo (por razones obvias del proyecto). Y, para qué engañaros, estaba muerta de miedo.

Para los que no estéis familiarizados con el embarazo, las cosas cambian mucho de ese final del primer trimestre a comienzos del tercero. Las náuseas suelen haber remitido y es, en teoría, el momento más dulce del embarazo, cuando la barriga aún no es enorme y tienes la energía a tope. Pero todos los embarazos no son iguales, y yo en mi primero estuve vomitando literalmente hasta el momento del parto, así que no había garantías de cómo me encontraría.

Por suerte, estuve mucho mejor. Pero un embarazo gasta energía. Mucha energía. Toneladas de energía. Todo cuesta más, llevas kilos encima, y saltar y botar por el campo organizando todo tampoco era moco de pavo. Por suerte, no tuve demasiado problemas de dolor de espalda, y quitando perder el resuello, pude disfrutar de casi todo el evento, fotografiarlo, llevar mis pnjs con bastante regularidad, e incluso excavar para enterrar un yacimiento arqueológico. ¡Y menos mal!

Con este vivo cumplí un sueño que esperemos se repita este octubre, cuando en vez de una barriga enorme y pesada tendré una niña de un año que los abuelos traerán cuando necesite mamar. ¿Quién dijo miedo?

Y, mientras tanto, en el teatro

Mientras sacaba adelante esos tres eventos de fin de semana, además, hasta un mes antes de dar a luz, tenía trabajo en un teatro, donde hacía un pase de un vivo corto (Arsenic&Lies, La Herencia del Don) para público generalista. Es una cosa que me encanta, ya que permite aproximar la afición a gente ajena por completo, y ver cómo te sorprenden a cada paso.

Pero a lo que íbamos. El embarazo.

Allí pasé por todas las fases del mismo, desde recién descubierto a una barriga más grande que un pez globo, así que tuve los más y los menos de cada etapa. Al principio, las ya citadas náuseas hicieron que tuviese que irme a vomitar en más de una ocasión, y en general el cansancio hacía que apenas hilase dos palabras seguidas bien hacia el final de la sesión. Y es que se jugaba en horario nocturno y yo a las 9 me moría de sueño (este embarazo me dio por el sueño, mucho sueño, tremendo sueño).

Aquí el problema venía de estar yo sola al frente, por lo que fallar era impensable, y no tenía un equipo que pudiese solventarme el papel. Aún así, era curro y tenía que seguir adelante. Pero un mensaje para todas, si tenéis compañeras embarazadas, aunque pongan buena cara y sigan al pie del cañón, cuidadlas, seguramente os necesitan. Y es que imprimir en 3D a un humano cuesta muchos recursos.

Conclusiones

Ahora que el embarazo ha quedado lejos (hace ya seis meses que se convirtió en una pequeña cosa que no para quieta), puedo ver las cosas con más perspectiva. Hemos hecho hincapié muchas veces por aquí en cómo la salud puede afectar a la persona y su relación con el rol, pero muchas veces no somos conscientes de nuestras limitaciones, especialmente cuando hablamos de procesos fisiológicos como un embarazo. Este embarazo, obviamente, también afectó a los proyectos de rol de mesa que tenía en marcha, paró casi todos los testeos y me hizo ir sumamente lenta escribiendo (en verano tuve que montarme un despacho en el sofá bajo el aire acondicionado).

Otro día hablaré de cómo podéis adaptar vuestros vivos a una persona embarazada que vaya a acudir (y os lo agradecerá profundamente), pero si estáis embarazadas y queréis dirigir, tened en cuenta estas cosas:

  • Rodéate de un gran equipo, que entienda tus necesidades
  • Entiende que el malestar es una posible parte del proceso y cuídate.
  • Sé clara con las jugadoras, diciendo lo que implica tu estado.
  • Marca bien la necesidad de cuidar tu seguridad física durante las escenas si vas a ser un PNJ.

Y ya estaría por hoy. Espero que esta experiencia tan personal os haya resultado interesante, y ya volveremos con artículos más sesudos más adelante. Disfrutad mientras tanto del rol.


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